Thursday, 02 de May de 2024


+ Obama, mucho más allá de Bush Jr. + Gobernar con el temor al terrorismo




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En las los procesos electorales del 2008 y del 2012, los periódicos The New York Times y The Washington Post publicaron editoriales para razonar su voto a favor de Barack Obama. Y el contrapunto fue sencillo de exponer: terminar con la larga noche de temor que instaló George W. Bush.

A raíz de las revelaciones sobre el espionaje político a ciudadanos y medios estadunidenses ordenado por Obama, el The New York Times publicó el jueves 6 de junio un durísimo editorial que expuso la opinión del diario con señalamientos graves que tienen implicaciones de violaciones constitucionales:

 

 

--Extralimitación en el uso de sus poderes: ha sido abuso.

--El gobierno ha perdido toda credibilidad.

--Obama se contradice en los hechos: en 2007 dijo que “Bush plantea la falsa elección entre las libertades que apreciamos y la seguridad que ofrecemos”, y acaba de optar por la seguridad en detrimento de la libertad.

--Las garantías de Obama de que “no violamos derechos” no han sido convincentes, sobre todo viniendo de un presidente que una vez prometió transparencia y rendición de cuentas.

 

 

El debate en los Estados Unidos sobre el endurecimiento de las medidas de espionaje por razones antiterroristas ha ido crecientemente intranquilizando a los estadunidenses. En los medios hay, hasta ahora una certera apreciación: Obama ha hecho pasar a los EU de un Estado de Seguridad Nacional (tesis forjada por el escritor crítico Gore Vidal) al Estado Policiaco tipo George W. Bush. Por eso un analista del periódico Político escribió no sin ironía que en los EU está vigente el cuarto periodo de George W. Bush.

 

 

La decisión directa de Obama para espiar a estadunidenses aun cuando se tengan evidencias de que nada los relaciona con hechos terroristas solamente confirma la tesis del especialista en Estados fascistas en sociedad mafiosas, Leonardo Sciascia, registrado en su novela El caballero y la muerte: “la seguridad del poder se basa en la inseguridad de los ciudadanos”. Ante el significado del atentado terrorista en Boston por chechenos musulmanes radicales, el gobierno de Obama optó por aterrorizar a los ciudadanos estadunidenses para garantizar la seguridad del Estado.

 

 

Pero las decisiones de espionaje político interno violando las garantías individuales y constitucionales forman parte de un escenario mayor de endurecimiento de la seguridad nacional de los EU:

 

 

--El mantenimiento de la prisión de Guantánamo.

--La aprobación por Obama de reglas para asesinar a terroristas de origen estadunidense sin pasar por tribunales.

--Autorización a los aviones drones para matar a presuntos terroristas, sin preocuparse por las víctimas civiles colaterales.

--La aprobación por la Casa Blanca de una lista de personajes que deben ser asesinados, la famosa kill list.

--El espionaje a periodistas de la agencia Associated Press.

--El uso de la oficina de impuestos para perseguir a opositores al gobierno de Obama, sobre todo el Tea Party.

--Las amenazas contra el periodista Bob Woodward, personaje central de Watergate contra Nixon paradójicamente por abuso de poder y espionaje a periodistas, por sus textos contra la casa Blanca en la negociación del presupuesto.

--El apoyo de jueces a la orden de Obama de asesinar a sospechosos de terrorismo.

 

 

La crítica al reciente endurecimiento de Obama en materia de terrorismo implantando paradójicamente medidas de terror contra ciudadanos estadunidenses dentro de los EU ha sido creciente, desde señalar sus parecidos políticos con Nixon, Ronald Reagan y Bush Jr., hasta la caracterización de sus decisiones como las Leyes Patrióticas II, incluyendo un cuestionamiento muy severo: el profesor de derecho constitucional Barack Obama ha decidido violar la Constitución. E National Journal ironizó: “bienvenidos a la Casa Blanca Bush-Obama: ellos nos están espiando”.

 

 

Lo que aparece como confusión es el juego de contradicciones que obedecerían a situaciones de real politik sin escrúpulos o a indicios de ingenuidad o a inexperiencia política de Obama en temas de seguridad nacional y a su carencia cada vez más preocupante de enfoques geoestratégicos: al tiempo que profundizó las autorizaciones para espinar a ciudadanos y no sólo a disidentes, rediseñó su equipo de seguridad nacional, en la CIA un táctico de los drones en acciones de asesinato de terroristas, en Defensa a un republicano, en el Consejo de Seguridad Nacional a la responsable de la crisis en Benghazi, Libia, donde asesinato al embajador en ese país y en la ONU a una defensora de derechos humanos.

 

 

Sin embargo, en el fondo existe una definición estratégica: el acto terrorista en Boston llevó a la autorización del espionaje político intimidatorio contra todos los estadunidenses, lo que colocó a Obama mucho más radical que George W. Bush. Y el asunto va en serio: la CIA ha encontrado formas de eludir la prohibición legal para acciones dentro de los EU a través de mecanismos de geolocalización, al grado de que el anterior director de la agencia, David Petraus, afirmó que se iba a “espiar (a los estadunidenses) a través de sus lavavajillas”.

 

 

Cómo se habrán puesto de tensas las cosas que el representante republicano Jim Sensenbrenner, autor de la Ley Patriótica de Bush, le escribió al procurador Eric Holder para plantarle su “preocupación extrema” por la decisión oficial de recolectar registros telefónicos de clientes de la empresa Verizon. “Estos informes son profundamente preocupantes y plantean interrogantes acerca de si nuestros derechos constitucionales están seguros”. De hecho, el político señaló que las decisiones de Obama rebasaban la ley patriótica porque afectaban a “estadunidenses inocentes”.

 

 

Lo púnico cierto es que el fantasma de Bush Jr. sigue sentado en la Oficina Oval.

 

 

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